La Lozana andaluza, La Picara Justina, La hija de Celestina, Teresa de Manzanares, y La Garduna de Sevilla constituyen un sub-genero literario, conocido como picaresca femenina. Frente a tanta heroina idealizada y perfecta, consagrada en la narrativa caballeresca, sentimental y pastoril, las picaras fueron personajes muy especificos de la Espana barroca y realizaron formas de vida poco concordantes con la moral oficial ya que, aunque fueron producto de la creacion literaria de varios autores, la crisis de valores de este periodo y las abundantes dificultades economicas propiciaron su existencia real. Las mujeres de aquella epoca tenian un espacio fisico donde ubicarse ? la casa-, y las que no lo hacian, quedaban literalmente marginadas. Frente a las mujeres pasivas de la epoca las picaras pertenecieron a un tipo de mujeres diametralmente opuesto. Estas mujeres libres, no sujetas a varon, e irrespetuosas con las normas tradicionales, renunciaban a la condicion de mujer honrada. Nunca se mostraban sumisas y dociles frente a los hombres. Se enfrentaban agresivamente a las tradiciones convencionales y a las instituciones patriarcales. Eran duenas de sus actos y dominaban a los hombres, buscaban la independencia economica y la libertad. En conclusion, la narrativa picaresca femenina fundamentalmente fue escrita por autores masculinos dentro de la tradicion misogina o antifeminista en el sentido de que las imagenes de las picaras no eran edificantes por que eran mentirosas, enganadoras, lascivas, estafadoras, vengativas, y avariciosas. Pero contradictoriamente el comportamiento de las picaras puede interpretarse como una tendencia profeminista en el sentido de que ellas trasgreden las normas tradicionales establecidas por los hombres.